
Entre las causas más conocidas se encuentran el propio ciclo de vida del pelo, la genética -principal causa de la alopecia androgenética, la más común en hombres-, la mala alimentación y algunas enfermedades y tratamientos.
Ciclo de vida del cabello
El ciclo de vida del cabello tiene tres fases que se van sucediendo a lo largo de los años. La fase de crecimiento, o anágena, es la más larga y dura entre 2 y 7 años. En esta fase el pelo crece aproximadamente 1 centímetro al mes. Cumplida esta fase, la siguiente es la de transición o catágena, donde el pelo interrumpe su crecimiento. Después de 3 semanas de espera, llega la siguiente y última fase: de reposo o telógena. Durante 3 meses el pelo caerá, bien porque sea arrancado con un peine o por su propio peso. Tras la caída del cabello el ciclo vuelve a empezar.
Herencia genética y hormonas
Dos de las causas más habituales de la alopecia androgenética, la más común de todas las especialidades, son la herencia genética y las hormonas. A veces aparecen juntas: el cambio hormonal por sí sólo desencadena un proceso que finaliza con la caída del pelo; si la persona está predispuesta genéticamente a sufrir alopecia, entonces los efectos del cambio hormonal son todavía más influyentes.
Mala alimentación
El cabello necesita proteínas, vitaminas A, B y C y minerales como el hierro, el zinc o el manganeso, entre otros nutrientes. Aunque hay algunas de estas sustancias que sí se generan en el propio cuerpo en cantidades suficientes, como el manganeso, el resto han de llegar a los folículos pilosos por medio de la alimentación. La carencia de proteínas o de hierro determina un cabello débil y fino.
Malos hábitos
El abuso de tintes sintéticos y otros componentes químicos que modifican la estructura molecular del cabello, así como el uso continuado de rizadores, secadores y planchas, dañan el cabello y lo vuelven frágil y quebradizo. Normalmente estos problemas no suponen una caída del cabello de raíz, pero sí provocan que al peinarse el cabello, que estará débil y delicado, se desprendan del cuero cabelludo con facilidad.
Enfermedades
El cabello puede sufrir daño por dos vías: un daño procedente del exterior, del entorno, y un daño procedente del interior, del propio organismo. Este doble riesgo multiplica el número de enfermedades que puede sufrir el cabello.
A la larga lista de problemas derivados del entorno y de los malos hábitos, entre los que destacan la polución o el abuso de productos estéticos agresivos, se suman las enfermedades propias de la piel que también pueden afectar al cuero cabelludo: el liquen plano, Síndrome de Graham-Little, lupus eritematoso cutáneo o Esclerodermia, entre otras.
Y a las enfermedades de la piel se suman otras tantas que afectan directamente al cabello, como la pseudopelada de Brocq, la foliculitis decalvante, la dermatitis pustulosa erosiva o la alopecia parvimaculata.
Y, por si fuera poco, hay que añadir las enfermedades que no están dirigidas directamente contra el cabello o el cuero cabelludo pero entre cuyas consecuencias sí se encuentra la caída del cabello: diabetes, tiroides, anemia, colitis ulcerosa o Enfermedad de Crohn.
Además de todo lo anterior, la quimioterapia y la radioterapia también provocan la caída del cabello, si bien en el caso de la quimioterapia es, por lo general, una alopecia reversible.
Fuente: Instituto Médico Dermatológico